Nuestras islas llevan nombres retorcidos en lenguas que se desvanecen
Cuyos significados ya se les escapan a nuestros jóvenes
Basil Rodrigues, Arawak español de Guyana, en su poema Santa Rosa
Hace unos meses, publiqué este artículo en Lingoblog sobre si los lingüistas pueden prevenir una guerra. Lo había escrito después de que el líder supremo venezolano y su gobierno reclamaran dos tercios de su país vecino, Guyana. El parlamento del dictador también respaldó el reclamo de tierras, y ahora esa zona está catalogada como “disputada” en varios lugares. Triste, porque los españoles (quando Venezuela no fue un país independente pero una colonia española) y los venezolanos (desde la independencia en 1811) nunca habían mostrado realmente presencia alguna en esa parte del mundo.
El reclamo de tierras, y la amenaza de invasión por parte del país mucho más grande, Venezuela, fue motivada por dos cosas. La primera motivación es que Venezuela, a través de su predecesora colonial, España, afirmó tener derechos de posesión de esa región debido a un tratado del siglo XV en el que España y Portugal se dividieron el mundo conocido entre ellos, El Tratado de Tordesillas de 1494, a pesar de que los españoles nunca se establecieron allí. En segundo lugar, y más importante, Guyana había encontrado petróleo en la región del Esequibo, y Venezuela quiere adquirirrlo. En otras palabras, la codicia es la principal motivación. Venezuela tiene 28 millones de habitantes (pero el 25% ha abandonado el país recientemente), y, en el caso de Guyana, cuentan con menos de un millón de habitantes.
En la contribución anterior a Lingoblog, mencioné que la región fue colonizada por los holandeses, particularmente de la región de Zelanda en el suroeste del país. Hicieron comercio en la región a fines del siglo XVI y se establecieron alrededor del 1600. Toda la evidencia histórica apuntaba a la ausencia de cualquier esfuerzo colonial por parte de los españoles y una colonización exitosa por parte de los holandeses. Los holandeses utilizaron la tierra para la agricultura, emplearon a los amerindios locales (también a los esclavizados) y esclavizaron a los africanos, y en otras regiones establecieron puestos para hacer comercio con las poblaciones indígenas. Sin embargo, no hay rastros de la lengua española en la toponimia de la región, no hay evidencia de préstamos directos del español a las lenguas locales, y las fuentes históricas más antiguas suelen describir las incursiones españolas más allá del río Amacuro como incursiones en territorio enemigo, habitado por poblaciones indígenas y sus aliados, los holandeses. En áreas donde los holandeses no se habían establecido como agricultores, habían establecido puestos a lo largo de los ríos, con el propósito de controlar los movimientos de población, seguir la pista de las incursiones enemigas y hacer comercio con las poblaciones indígenas.
Hubo, sin embargo, una excepción fascinante a la ausencia del español. Un asentamiento llamado Misión de Santa Rosa, que tiene un nombre español, el cual fue fundado en 1840 en la región del Esequibo. Ya en 1764, los holandeses tenían un empleado en este puesto comercial que hablaba español, pero no está claro dónde y por qué había aprendido esa lengua. No hay indicios de que hubiera aprendido lenguas indígenas. Sin embargo, otros poseedores de puestos de control y comercio usaban (sus versiones de) las lenguas indígenas cuando se comunicaban con los lugareños a finales del siglo XVIII, o utilizaban intérpretes que hablaban las lenguas indígenas. No se menciona el español. Mmm, los intérpretes siempre deberían ser bilingües. Sin embargo, las fuentes no dicen qué idiomas usaban esos bilingües del otro lado. Presumiblemente el holandés, como se desprende de fuentes posteriores a 1800, y una o más lenguas indígenas. En ese período posterior, se comunicaban en holandés criollo con las poblaciones indígenas.
Indagué fuentes históricas de la región. En varias fuentes históricas, encontré referencias a un grupo fascinante que se estableció en Santa Rosa. Eran conocidos, entre otros, como los arahuacos españoles. Los arahuacos son una población indígena, extendida en América del Sur, desde las islas del Caribe hasta Bolivia, y desde Ecuador en el este hasta la desembocadura del Amazonas en el oeste. Hay grupos de hablantes de lenguas arahuacas en todos los países de la costa norte de Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam, Guayana Francesa y Brasil. En las Guyanas, se llaman a sí mismos Lokhono. Las fuentes coinciden en que estos llamados arahuacos españoles habían huido o habían sido expulsados de Venezuela, y en 1817 fueron invitados a establecerse a lo largo del río Moruca, en lo profundo de Guyana, donde recibirían orientación espiritual de un sacerdote católico. Incluso hoy, son completamente católicos. Solo el siete por ciento de la población de Guyana es católica. Alrededor del 54 % son cristianos. Al parecer, según las fuentes al menos, eran un grupo mixto, descendientes de españoles católicos y arahuacos indígenas. Así los describió Schomburgk, cuando visitó la comunidad en la década de 1840:
Las casas de los indios y criollos españoles que viven aquí también tienen paredes enlucidas y techos de paja; por lo general tienen una sola habitación y el interior delata pobreza. Los indios son de la nación paula y mariana, y aunque creo que muchos estaban ausentes, no creo que su número sea más de ochenta. En la costa nos recibieron algunos de los criollos españoles o más bien colombianos, hijos de una madre india y descendientes de los antiguos españoles. No perdieron tiempo en informarnos que eran patriotas [es decir, leales al rey británico] (…). Iban bien vestidos con el atuendo de los hombres de su clase, pero como algo extraordinario, aunque tal vez sea una costumbre española, las mangas de sus camisas estaban provistas de ribetes ornamentales.
Esta fue una información emocionante para mí. Estuve trabajando en lenguas de poblaciones mixtas durante mucho tiempo. En algunos casos, parecen hablar lenguas mixtas: los métis canadienses (mestizos) hablan una mezcla de francés y cree, llamada michif; los basters/griekwas sudafricanos hablaban una mezcla de khoenkhoen y afrikaans; los chindos de Indonesia hablan una mezcla de chino malayo y javanés ngoko coloquial, y hay más como estos. ¿Y si estos arahuacos españoles también hablaran una lengua mixta? Entonces, esa nueva lengua sería muy probablemente una combinación de un vocabulario español (de los padres) y un sistema gramatical arahuaco de las madres. En todos los casos de lenguas mixtas que conocemos, la lengua de las madres proporcionó el léxico y los padres la gramática: el sistema de sonidos, la morfología, la sintaxis de una lengua, y hay también lenguas mixtas con los verbos de una lengua y los sustantivos de otra lengua.
Nada de esto se informó sobre la lengua en las fuentes que había encontrado. Pero eso no quiere decir que no pudiera significar que tal lengua no existiera. La lengua mestiza de los métis fue mencionada por primera vez por observadores externos un siglo después de su aparición, y Pieter Muysken descubrió por primera vez, después de tres meses de vivir con una familia quechua, que la pareja también hablaba una mezcla de quechua y español. Así fue como descubrió la existencia de la lengua mixta Media Lengua.
Así que decidí ir allí. Estaba en la capital de Guyana para una conferencia sobre las lenguas del Caribe, y había conocido a personas de la mayoría de los nueve grupos lingüísticos indígenas. Sin embargo, los lokhonos (como se llaman a sí mismos los arahuacos de las Guyanas), sólo hablaban inglés. Los misioneros británicos dijeron a las poblaciones indígenas que Dios quería que vieran la luz, y que el idioma de la luz era el idioma de la Biblia, es decir, el inglés. Si los nativos guyaneses abandonaran su propia lengua y la reemplazaran por el inglés, entonces Dios estaría feliz. Como consecuencia, el estado de las lenguas indígenas en Guyana se encuentra ahora bastante malo en la mayoría de las comunidades. La mayoría de los indígenas hablan sólo inglés e inglés criollo, a veces sólo inglés. Las posibilidades de que la lengua mestiza de los arahuacos españoles todavía se hablara en la comunidad, unos dos siglos antes de la salida forzada del territorio hispanohablante, eran mínimas. Tal vez nunca existió. Pero tal vez todavía hablaban una forma especial de la lengua española, y eso también podría ser una noticia interesante para la lingüística romance. Sólo hay una manera de averiguarlo: llegar allí.
La gente originaria de, o familiarizada con, la comunidad alrededor de Moruca/Misión Santa Rosa, me dijo cómo llegar allí: tomar un taxi hasta el gran mercado de Georgetown, encontrar un coche que te lleve a Parica, desde allí ir en un barco para cruzar el río Esequibo (1,5 horas) hasta Supenaam, allí debes encontrar un coche que te lleve a Charity (una hora) en el río Pomeroon, allí tomar una lancha motora rumbo al Océano Atlántico y desde allí río arriba por el río Moruca. Este lancha motora sin embargo, sólo sale una vez al día, alrededor de las 11, según me enteré. Los barcos habían salido, me dijeron, cuando llegué allí alrededor del mediodía. Tuve que esperar hasta el día siguiente para continuar el viaje. Alguien se ofreció a llevarme solo en su barco, pero era seis veces más caro que el alojamiento que encontré en Charity. Y Charity parecía ser una ciudad interesante con constructores de barcos en madera competentes y peluqueros incompetentes (puede que te hayas fijado en mi pelo después de mi regreso).
Al día siguiente llegué a la ciudad y empecé a hablar con los lugareños. Casi todos se identificaron como arahuacos. Se sentían amenazados por los venezolanos, se encontraban mal tratados por las autoridades y por las grandes empresas que extraían sus recursos de la tierra. Nadie hablaba una mezcla de español y arahuaco, y nadie hablaba español, al parecer, excepto algunos niños que aprenden español en la escuela. Desde allí, hay unos 100 kilómetros hasta la frontera con Venezuela. Guyana tiene casi la misma superficie que Gran Bretaña, y Venezuela es el doble de grande que Suecia.
Encontrar una lengua mixta hubiera sido sensacional, ya que sólo hay alrededor de 25 en el mundo que encajan en mi definición purista de una lengua mixta. Si todavía hubiera hablantes de español (¿o tal vez un criollo español?) de los inmigrantes de 1817, eso no sería espectacular, pero sí sería lingüísticamente interesante, y potencialmente sensacional, si se desviara del español venezolano con un sustrato arahuaco.
Las señales no lingüísticas apuntaban a una cultura híbrida, no sólo en las fuentes más antiguas, sino también en las más recientes, donde hacían música con un sonido muy latinoamericano, en lugar de la música popular del sur de Asia o de Guyana que se escucha en otras partes del país. ¿Podemos saber cómo era su español?
Por casualidad, cuando visité el Museo Walter Roth de Antropología en Georgetown, Guyana, encontré una autobiografía de Basil (nombre de pila en inglés) Rodrigues (apellido de familia en español), que era de la comunidad. Había nacido en 1932, y su autobiografía apareció en 1998, editada por Justin Greene-Roesel. En el libro se hace referencia al español en varias ocasiones. Enumeremos entre comillas las observaciones más relevantes (traducidas del ingles):
Mi padre era más culto que mi madre. Hablaba bien inglés y tenía un buen puño; ella tenía menos educación. Aunque mi padre hablaba español, por ejemplo cuando hablaba con su padre, sólo nos hablaba en inglés. Ése era el idioma que se hablaba en la escuela. Mi madre también hablaba español, pero también sabía un poco de arahuaco, porque, como mi padre, su origen era arahuaco. (p. 12)
Siempre que había una juerga, una celebración, un baile, [mi padre] era invitado con su violín a tocar música para que la gente bailara, así que tenía bastante reputación. En aquellos días, el énfasis estaba en el tipo de música española que llamaban hurropo. Era el tipo de música que tocaban en Venezuela y él conocía bastante de esa. (p. 8)
Había una señora muy importante llamada abuela Rosa que conocía una oración (p. 13; se refiere a una actividad sobrenatural más que a una actividad católica)
La oración es una oración española. Algunas de las personas mayores conocían estas oraciones. Especialmente para ayudar a alguien que estaba enfermo.
También teníamos muchas reglas religiosas. Teníamos que rezar mucho el rosario. Una buena regla era que mamá siempre hablaba de respeto a los ancianos. Cada vez que nos encontrábamos con una persona mayor en el camino, teníamos que parar, cruzar los brazos y pedir una bendición. A la otra persona le decíamos: “Te pido tu bendición”, y la persona mayor decía: “Te doy mi bendición”. Todo esto se hacía en español, así que decíamos “Bendición” y ellos respondían “Diós te bendígo”. Esa era una de las reglas.
Además, él usa algunos términos de parentesco en español como ‘papita’ y ‘mamita’ para referirse a sus padres. Desafortunadamente, no hay suficiente información sobre el tipo de español y la posible mezcla. Una de las personas que conocí mencionó que sus abuelos mezclaban arahuaco y español, pero no se puede establecer si se trató de una mezcla espontánea de códigos o de una mezcla estable de idiomas.
Su cultura tradicional (vestimenta, música, comida) parece mezclar tradiciones españolas e indígenas.
Sorprendentemente, nadie con quien hablé mencionó espontáneamente su herencia española. Todos se identificaron como arahuacos. Pero la mayoría tampoco habla el idioma arahuaco. Solo una señora mayor con un césped muy lindo alrededor de su casa afirmó que se las arreglaba con el idioma arahuaco.
Bueno, esta historia solo puede terminar en un anticlímax. No se encontró ninguna versión especial del español, ni tampoco un idioma mezclado. La expedición fracasó, pero pasé un par de días agradables (excepto cuando llovía y llovía) en la comunidad. En cuanto al idioma, llegué dos generaciones demasiado tarde.
Traducción por Jonathan Mastai Husum.
Peter Bakker es un lingüista especializado en el contacto lingüístico y las lenguas de contacto. Tiene un interés especial en las nuevas lenguas, como las criollas y las lenguas mixtas, entre las cuales algunas son habladas por nuevos grupos étnicos. Las decenas de lenguas criollas que se hablan en la región circuncaribeña tienen su atención especial. Trabaja en la Universidad de Aarhus, donde está trabajando en un libro sobre lenguas criollas y donde coordina un proyecto sobre la historia del antiguo criollo de las Indias Occidentales danesas, llamado Karriols.